El 17 de Julio de 1936, era primero sacado de su casa, saltándose toda la legalidad republicana. Según su hija Enriqueta, Calvo Sotelo dijo sorprendido: “¿Detenido? ¿Pero por qué?; ¿y mi inmunidad parlamentaria? ¿Y la inviolabilidad de domicilio? ¡Soy Diputado y me protege la Constitución!”. Posteriormente metido en una camioneta y asesinado por el criminal de las guardias de asalto de las milicias socialistas, llamado Luis Cuenca, al que acompañaban otros socialistas. Su cadáver fue abandonado en un cementerio. En general la clase media española quedó muy impactada por este crimen, mientras que los sectores conservadores quedaron particularmente horrorizados. Efectivamente, el asesinato del líder de la oposición parlamentaria estando bajo custodia policial no era una situación normal. Entre muchos dirigentes centristas o conservadores se instaló la idea de que el estado no era capaz de controlar a sus fuerzas de seguridad, aun cuando quisiera hacerlo. Por su parte, muchos de los militares que andaban dubitativos sobre si participar o no en la conspiración militar organizada por el general Mola se vieron más convencidos para finalmente decantarse favorables a la sublevación militar. Un caso singular fue el del general Francisco Franco, tal y como recoge el testimonio de su primo y ayudante Francisco Franco Salgado-Araujo: "Con gran indignación, mi primo afirmó que ya no se podía esperar más y que perdía por completo la esperanza de que el gobierno cambiase de conducta al realizar este crimen de Estado, asesinando alevosamente a un diputado de la nación valiéndose de la fuerza de orden público a su servicio".
Cuatro días más tarde, llegó el 18 de Julio, el Alzamiento Nacional.
Los dos principales implicados en el asesinato de Calvo Sotelo, Fernando Condés y Luis Cuenca, murieron a los pocos días de comenzar la guerra mientras combatían en la Sierra de Madrid.
Cuatro días más tarde, llegó el 18 de Julio, el Alzamiento Nacional.
Los dos principales implicados en el asesinato de Calvo Sotelo, Fernando Condés y Luis Cuenca, murieron a los pocos días de comenzar la guerra mientras combatían en la Sierra de Madrid.
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