En un clima de atentados terroristas, y de agitación; el 11 de septiembre había estallado una bomba en la residencia de los embajadores de España en Portugal. Ese mismo día en Madrid dio comienzo un Consejo de Guerra para juzgar el asesinato de un policía armado. Hubo cinco condenas; tres a muerte y dos a reclusión. Paradójicamente, el mundo no se movió por el asesinato del policía español, pero si reaccionó a las condenas. El 15 de septiembre un comando palestino entró en la embajada de Madrid secuestrando a seis personas. El Caudillo estaba lógicamente muy nervioso ante estos acontecimientos. Y dijo: "- La sociedad debe defender a los débiles, a los ancianos, a los disminuidos, pero estos que quieren someterla a punta de pistola son unos vulgares asesinos que tienen que ser eliminados rápidamente".
Su médico, el doctor Pozuelo veía a Franco en una tensión tremenda, y piensa que en aquellos días se fraguó la enfermedad que le llevó a la muerte.
El 19 de septiembre otro Consejo de Guerra juzgó a varias personas por el asesinato del Teniente Pose. Cinco miembros del comando terrorista FRAP fueron condenados a muerte. Los Obispos hicieron un escrito pidiendo clemencia a Franco, mientras rechazaban también acto terrorista. También parece que el Papa Pablo VI la pidió.
Franco perdía peso por días, estaba muy nervioso y apenas podía conciliar el sueño. Comía bien pero deprisa.
Le llegaron formalmente peticiones de indulto por parte de varios países europeos, mientras se boicoteaban barcos con bandera española, se atentaba contra turistas españoles, o se lanzaban bombas y cócteles molotov contra edificios oficiales de España en el extranjero.
El consejo de ministros del 26 de septiembre de 1975 ratificó cinco de las once condenas a muerte, e indultó a seis. Franco tenía la decisión final. A pesar del estado de salud, Franco estaba más firme que nunca.
Y en este ambiente llegó el 1 de octubre, en el que se conmemoraba el 39º aniversario de la exaltación a la Jefatura del Estado de Francisco Franco, y a las doce y media en medio de una impresionante muestra de adhesión popular, Franco salió al balcón de la plaza de Oriente por ÚLTIMA VEZ.
A pesar de las peticiones de clemencia, allí estaban el arzobispo de Toledo, entre otros, bastante emocionado. Después del discurso se dirige a Franco, le felicita y le bendice.
Poco después ese día, otro atentado en Madrid, deja muertos a tres policías armados y uno logra salvar su vida. De nuevo un comando del FRAP.
Ya en el Pardo, le dice a su médico: - Las tres familias de los guardias estarán solas y tristes.
El 28 de septiembre fueron fusilados cinco reos
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